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Estar en contacto con zonas marinas o espacios azules puede mejorar la salud mental

El estudio se realizó en el cabo de Creus y zonas adyacentes con 176 submarinistas y un grupo control formado por 70 usuarios de las playas

Estar en contacto con zonas marinas u otros espacios exteriores con presencia de agua puede mejorar la salud mental, sobre todo en personas que toman medicación por enfermedades mentales crónicas.

Esta es una de las conclusiones del primer estudio científico planteado para evaluar los efectos del buceo en la salud mental. Lo llevaron a cabo Arnau Carreño y Josep Lloret, de la Cátedra de Océanos y Salud Humana de la Universidad de Girona (UdG), y Mireia Gascon y Cristina Vert, del ISGlobal, la Universidad Pompeu Fabra y el Centro de Investigación Biomédica en Red en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP). Se publicó en octubre de 2020 en el International Journal of Environmental Research and Public Health.

El estudio se realizó en el cabo de Creus y zonas adyacentes con 176 submarinistas y un grupo control formado por 70 usuarios de las playas. Los submarinistas realizaron dos inmersiones después de un breve cursillo para evitar impactos ambientales negativos, sobre todo en gorgonias y corales, entre otras especies.

Los cuestionarios sobre el estado de ánimo mostraron que tanto los buceadores como los bañistas experimentaban mejoras después de las actividades y que no había diferencias destacables entre los dos grupos. Pero sí se constató que los efectos eran más acusados en las personas que tomaban medicación por enfermedades mentales crónicas, que serían, por tanto, las más beneficiadas.

Tal y como decían los investigadores, hacen falta más investigaciones sobre el impacto en la salud del contacto con lo que se ha llamado Espacios Azules, en inglés Blue Spaces, que se definen como espacios exteriores, naturales o artificiales, donde la gente puede entrar en contacto con el agua. Pueden ser, pues, zonas costeras, pero también ríos, lagos, balsas artificiales y otros lugares.

Prueba con pacientes oncológicos

La investigación realizada en el cabo de Creus se enmarca en un proyecto más amplio de la Cátedra de Océanos y Salud Humana de la UdG. Dentro de este proyecto hay un estudio piloto descrito este año en la revista Atención Primaria, que además de la UdG implica centros de atención primaria de Roses, Castelló d’Empúries, Tossa de Mar y Montilivi/Vila-roja, el Instituto Catalán de Oncología, la Fundación Roses contra el Cáncer y Oncolliga Girona. El estudio incluye dos grupos de pacientes oncológicos, sin enfermedad activa, de Roses y Tossa.

El objetivo era comparar el efecto de tres intervenciones –caminar por la costa, nadar y practicar esnórquel -buceo con tubo- con la no intervención. Cada participante realizó doce sesiones, cuatro de cada tipo, en el Parque Natural de Cap de Creus o en la costa de Tossa.

El proyecto fue financiado por una ayuda E-Health al Colegio Oficial de Médicos de Girona y una ayuda del Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca al GALP Costa Brava -Grupo de Acción Local Pesquero-.

El estudio ha evaluado, mediante cuestionarios epidemiológicos, si estas actividades pueden contribuir a mejorar la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y la calidad del sueño, y si también mejora el bienestar de los pacientes oncológicos.

Otro hecho a comprobar es si existe un gradiente de beneficio positivo según el grado de contacto con el mar. Es decir, si el esnórquel, por ejemplo, aporta más beneficios que caminar cerca del mar.

Los resultados ya han sido sometidos a una revista científica internacional para su validación por expertos independientes.

Promover la Receta Azul

A partir de los resultados obtenidos se establecerían las bases para lo que se denomina Receta Azul, que se podría incluir en programas similares a las Recetas Verdes -Green Presciptions- que se desarrollan en algunos países, como Escocia.

La Agencia de la Naturaleza de Escocia ha promovido el llamado Servicio de Salud Natural, que aprovecha el valioso patrimonio verde de este país como recurso para abordar algunos temas de salud y bienestar en una población progresivamente envejecida y con más gente con problemas crónicos.

Pero en el Reino Unido también hay programas de Receta Azul, impulsados por entidades sin ánimo de lucro como el Wildfowl and Wetlands Trust (WWT) o la Sea Sanctuary. Y centros y grupos de investigación para estudiar los beneficios de los espacios azules para la salud, como el European Centre for Environment and Human Health de la Universidad de Exeter.

El doctor Josep Lloret, biólogo marino y pesquero en el Instituto de Ecología Acuática de la UdG y director de la Cátedra Océanos y Salud Humana, comenta al 324.cat por qué hasta ahora se han hecho muchos menos estudios sobre salud y espacios azules que sobre salud y espacios verdes,

“En tierra, en general, los estudios de cualquier tipo son más fáciles. En mar la logística es mayor, sobre todo cuando se trabaja con personas que han sufrido una enfermedad, algunas de las cuales no habían hecho nunca, por ejemplo, snorkel. Aunque en las primeras sesiones para algunas personas costó un poco, se acostumbraron rápido”.

Aun así, añade que “hay estudios efectuados en el Reino Unido que, comparando los espacios azules con los espacios verdes, han encontrado beneficios para el bienestar de las personas en general, pero superiores en los espacios azules“.

Por ejemplo, investigadores escoceses de la Universidad Caledoniana de Glasgow publicaron el año pasado un estudio en el International Journal of Environmental Research and Public Health donde mostraban que pasar tiempo en espacios azules disminuye el riesgo de estrés, ansiedad, obesidad, enfermedad cardiovascular y muerte prematura.

Los autores comprobaron que los efectos positivos de los espacios azules son consistentes con los que diversos estudios apuntan para los espacios verdes. Sobre estos últimos, como decíamos, hay muchos más. Uno reciente, hecho en Cataluña, muestra que vivir a menos de 300 metros de una zona verde reduce un 16% el riesgo de tener un ictus isquémico, el más habitual de los accidentes cerebrovasculares.

Desde la Cátedra de Océanos y Salud Humana de la UdG se han realizado otros estudios. Uno se publicó en diciembre del año pasado en los Annals of Leisure Research y participaron también investigadores del INEFC -Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña- y de la Universidad Autónoma de Barcelona.

A partir de entrevistas con 24 monitores de natación que trabajan en el Parque Natural de Cap de Creus o en el Golf de Roses, concluyeron que deportes acuáticos no motorizados, como natación, submarinismo, cayado, navegación a vela o surf, mejoran la salud física y mental de los que los practican.

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