Juan Núñez, CEO de la marina marbellí, explica la apuesta por la gastronomía de alto nivel como complemento al segmento del lujo

Consolidado como uno de los enclaves más icónicos del turismo de lujo en Europa, Puerto Banús da un paso más en su estrategia de excelencia al acoger la Gala Marbella de Gastronomía Internacional, una cita que reúne por primera vez en el Muelle de Honor a dos referentes de la alta cocina: la chef sirio-palestina Heba Kharouf y el chef chino Zhao Xiaowei. Una velada que marida el Mediterráneo Oriental y el Lejano Oriente a través de propuestas gastronómicas de autor, en un entorno privilegiado junto al mar.
La gala, que cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Marbella y la Junta de Andalucía, pone el foco en la alta cocina como motor de atracción turística y refuerza el papel de Puerto Banús como epicentro de experiencias exclusivas. Conversamos con Juan Núñez, CEO de la exclusiva y lujosa marina deportiva marbellí, para conocer la visión estratégica que hay detrás de esta apuesta por la gastronomía de alto nivel y cómo se alinea con la identidad global del destino.
Puerto Banús ha apostado por la alta gastronomía con varios eventos en los últimos años. ¿Cuál es el objetivo principal de esta estrategia y cómo encaja dentro del posicionamiento general del puerto como destino de lujo?
La alta gastronomía no es solo una tendencia, es una palanca estratégica con la que estamos reforzando el posicionamiento de Puerto Banús como un destino de lujo que va más allá de la imagen tradicional de yates, coches deportivos y compras exclusivas. Hoy el lujo también se mide en experiencias: aquellas que apelan a los sentidos, que son memorables y que hablan de autenticidad. La gastronomía de alto nivel, por su capacidad evocadora y su conexión con la cultura, encaja perfectamente en esa definición contemporánea del lujo.
Con esta apuesta queremos abrir nuevas puertas a públicos que buscan algo más que una postal. Queremos que el visitante internacional encuentre en Puerto Banús no solo sol y boutiques, sino también una propuesta gastronómica a la altura de los grandes destinos europeos y mediterráneos. Eventos como esta gala nos permiten conectar con esos perfiles exigentes, diversificar nuestra oferta y enriquecer la imagen global del puerto.
¿Qué papel cree que juega la alta gastronomía en la experiencia global del visitante que llega a Puerto Banús? ¿Realmente condiciona la elección del destino para ciertos perfiles de turista?
Cada vez más. Hay un segmento creciente de viajeros —gastronómicos, culturales, hedonistas, etc.— que organizan sus vacaciones o escapadas en torno a experiencias culinarias. Y más aún en el segmento premium, donde la cocina actúa como carta de presentación del territorio. Si el visitante asocia un destino a una experiencia gastronómica extraordinaria, ese recuerdo se convierte en una razón de peso para regresar y recomendar.
En el caso de Puerto Banús, somos muy conscientes de que no basta con ofrecer lo habitual: hay que crear valor añadido. La alta gastronomía nos permite diferenciarnos, sorprender, fidelizar y captar públicos que buscan sofisticación y autenticidad. Por eso, cada evento, cada colaboración con chefs de prestigio, cada detalle en la puesta en escena, forma parte de una estrategia mayor que apuesta por la excelencia como camino hacia la consolidación turística.
¿Cómo marida el turismo náutico con la alta gastronomía, el lujo y las marinas exclusivas como Puerto Banús? ¿Qué sinergias se generan entre estos sectores y cómo contribuyen a crear una experiencia integral para el visitante?
El turismo náutico y la alta gastronomía son dos pilares fundamentales que se complementan de manera natural dentro del ecosistema de Puerto Banús. Nuestra marina exclusiva atrae a visitantes con un alto poder adquisitivo que, además de disfrutar de la navegación y el lujo en el mar, buscan también experiencias gastronómicas de primer nivel. Esta combinación eleva el valor global del destino, ofreciendo un paquete integral donde el placer se vive tanto en tierra como en el agua.
Las sinergias entre estos sectores permiten crear una oferta diferenciada y sofisticada que responde a las expectativas de un público exigente. El turismo náutico aporta un flujo constante de visitantes internacionales que demandan servicios premium, mientras que la alta gastronomía añade una dimensión cultural y sensorial que enriquece la estancia. Juntos, generan un círculo virtuoso que fortalece la imagen de Puerto Banús como referente global de lujo y excelencia.

En este contexto, ¿qué significa para Puerto Banús acoger la Gala Marbella de Gastronomía Internacional? ¿Cómo encaja este evento dentro del calendario anual del puerto?
La Gala Marbella de Gastronomía Internacional es un punto de inflexión. No solo por la calidad de los chefs invitados ni por el despliegue institucional y de marcas que la rodea, sino por lo que representa: un paso firme hacia la internacionalización gastronómica del destino. Es la primera vez que reunimos en un mismo espacio dos culturas culinarias tan potentes y contrastadas como la árabe y la china, y lo hacemos con una propuesta de alta cocina, no como una exhibición folclórica.
Esta gala se integra dentro de una hoja de ruta más ambiciosa que busca articular un calendario estable de eventos gastronómicos de nivel. Queremos que Puerto Banús sea conocido tanto por su marina de lujo como por su capacidad de atraer talento culinario global. Es un cambio de paradigma: de ser un escaparate visual a convertirse en un lugar donde se generan experiencias culturales y gastronómicas inolvidables.
La gala reúne cocinas tan distintas como la árabe y la china. ¿Cómo valora este tipo de encuentros interculturales desde el punto de vista gastronómico y simbólico?
La cocina es un lenguaje universal y, al mismo tiempo, profundamente identitario. Reunir en una misma gala a una chef sirio-palestina como Heba Kharouf y a un chef chino de la talla de Zhao Xiaowei no es solo un ejercicio de excelencia culinaria, es una declaración de principios. Es decir: Puerto Banús es un lugar abierto al mundo, donde las culturas se encuentran, dialogan y se celebran.
En un momento donde lo global a veces se percibe como homogéneo, nosotros apostamos por la autenticidad y la diversidad. La alta gastronomía es una forma de tender puentes entre oriente y occidente, entre lo tradicional y lo contemporáneo. Y eventos como este permiten que el comensal viaje a través de los sentidos sin salir del puerto. Ese simbolismo tiene un valor incalculable para nosotros como destino.
¿Qué tipo de desafíos y también de oportunidades conlleva para un enclave como Puerto Banús abrirse al circuito de la alta gastronomía internacional?
El principal desafío es mantener la coherencia entre la promesa de excelencia y su cumplimiento en cada detalle. La alta gastronomía exige rigor: desde la calidad del producto hasta el montaje del evento, pasando por el servicio, la comunicación o el ambiente. No se trata solo de traer a grandes chefs, sino de crear una experiencia impecable a su alrededor. Eso requiere equipo, inversión y visión.
Pero la oportunidad es enorme. Nos permite vincularnos con sectores como la hotelería, el enoturismo, el diseño o el arte, generando sinergias muy potentes. También nos abre al mundo editorial, a la crítica especializada, a mercados emergentes que buscan nuevos destinos gastronómicos. Y, sobre todo, nos permite reforzar el relato de Puerto Banús como algo vivo, en constante evolución, con una identidad que mira al futuro sin perder su esencia.
¿Este tipo de eventos gastronómicos internacionales forman parte de un proyecto a largo plazo? ¿Podemos hablar de una programación estable o esporádica?
Nuestra visión es a largo plazo. No concebimos estas galas como acciones puntuales, sino como la semilla de algo mucho más ambicioso: una agenda gastronómica sólida, atractiva y reconocida. Queremos establecer una programación anual que incluya galas, catas, semanas temáticas, colaboraciones con chefs nacionales e internacionales y propuestas que también pongan en valor el producto local.
La Gala Marbella de Gastronomía Internacional es el buque insignia de esta estrategia, pero no será la única cita de relevancia. Ya estamos en conversaciones con otros nombres destacados de la escena culinaria y con instituciones que apoyan este enfoque. En definitiva, queremos que el público sepa que en Puerto Banús, cada temporada, encontrará una experiencia gastronómica irrepetible.

¿Qué expectativas maneja respecto al impacto que pueda tener esta gala en el posicionamiento de Marbella y de Puerto Banús dentro del turismo gastronómico de alto nivel?
Esperamos un impacto significativo, tanto a nivel de visibilidad como de percepción. Marbella ya es una marca reconocida a nivel internacional, pero queremos que se hable también de su potencial gastronómico de forma seria, como ocurre con San Sebastián, Lisboa o Lyon. Esta gala contribuye a ese cambio de narrativa, demostrando que aquí también hay cocina de autor, talento internacional y sensibilidad hacia la cultura gastronómica.
Además, creemos que puede tener un efecto multiplicador. Si conseguimos que esta gala se consolide como una cita de prestigio, otros actores —restaurantes, hoteles, marcas— querrán sumarse. Es una forma de dinamizar el ecosistema local, atraer prensa especializada, y generar un nuevo flujo de visitantes motivados por la cocina. Es una inversión en reputación, pero también en economía y en cultura.
Desde el punto de vista de imagen y marca, ¿qué aporta la alta gastronomía a Puerto Banús en comparación con otras formas de promoción turística?
La gastronomía tiene una capacidad única para generar contenido emocional, valioso y duradero. Una imagen de un yate o una boutique puede impactar, pero un vídeo de un plato exquisito servido con maestría, un testimonio de un comensal satisfecho, o una crítica en una revista gourmet, tiene un impacto narrativo mucho más potente. La alta cocina humaniza el lujo y lo hace accesible desde la experiencia, no solo desde el objeto.
Además, trabajar con grandes chefs nos asocia directamente con valores como la excelencia, la creatividad, el detalle y la autenticidad. La alta gastronomía es el nuevo lujo cultural. En lugar de mostrar solo lo que tenemos, mostramos lo que sabemos hacer y cómo cuidamos cada experiencia. Y eso, hoy en día, es diferencial en un mercado tan competitivo como el del turismo de alto nivel
La innovación culinaria es cada vez más importante para atraer la atención del público y de los medios. ¿Está Puerto Banús apostando también por propuestas disruptivas dentro de su oferta gastronómica?
Por supuesto. La tradición es fundamental, pero la innovación es lo que nos permite evolucionar y sorprender. Estamos muy abiertos a colaboraciones con chefs jóvenes, a propuestas de cocina multisensorial, a maridajes inesperados, incluso a experiencias que cruzan la gastronomía con el arte, la música o la tecnología. Queremos que Puerto Banús no sea solo un lugar para disfrutar de buena cocina, sino también un espacio donde se experimenta con lo culinario como forma de arte.
Esa apertura a lo disruptivo también nos ayuda a conectar con nuevas generaciones de visitantes y a posicionarnos como un destino contemporáneo, que no se conforma con lo establecido. La innovación nos mantiene vivos, relevantes y en conversación constante con lo que está ocurriendo en la escena gastronómica internacional.
Para terminar, ¿cómo se prepara Puerto Banús para recibir este tipo de citas gastronómicas y asegurar una experiencia a la altura tanto para chefs como para comensales?
La preparación comienza muchos meses antes. Seleccionamos cuidadosamente los espacios, coordinamos con las marcas y patrocinadores, trabajamos con equipos especializados en producción y hospitalidad, y sobre todo, ponemos mucho foco en la experiencia del asistente. Para nosotros, cada detalle cuenta: desde la luz, la acústica, el confort, hasta la elección de vajilla, música o decoración.
Además, cuidamos mucho la relación con los chefs. Queremos que cuando lleguen a Puerto Banús se sientan bien recibidos, respetados y valorados. Su creatividad es el corazón de estos eventos, y nuestro trabajo es darles el escenario ideal para brillar. Cuando todo eso se alinea, lo que ocurre es mágico: una noche donde gastronomía, emoción y entorno se funden en una experiencia única.